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¿Cómo es vivir la depresión?

Es común oír hablar sobre “depresión”, ya sea en conversaciones coloquiales o en instancias formales relacionadas a la salud. Dicho al pasar, el término puede estar refiriendo simplemente a un estado de tristeza. Ahora, ¿de qué se tratan los trastornos depresivos en más detalle?

Se estima que los cuadros depresivos afectan a más de 300 millones de personas en el mundo, conllevando altas tasas de discapacidad, asociación a otros trastornos y mortalidad. Nuestro país se ha reconocido por sus altos números de prevalencia, superando significativamente al promedio mundial. Alrededor de un 6,2% padecería de depresión en Chile, siendo la tercera causa por la que se ha estado en tratamiento médico a través del AUGE-GES. También, se ha comprobado que las mujeres son considerablemente más afectadas que los hombres.

La depresión puede presentarse de muchas formas distintas, variando en el tipo de síntomas que aparecen, su cantidad, duración total, modo de transitar en el tiempo y las posibles causas a la base. Según la edición más reciente del Manual de Trastornos Mentales DSM-V, todo el grupo de trastornos depresivos se caracteriza porque la persona experimenta ánimo triste, vacío o irritable, acompañado de cambios somáticos y cognitivos que afectan notoriamente la capacidad funcional de la persona. Es decir, se vivencia una dolencia importante y debilitante en el día a día.

Más en específico, los síntomas pueden abarcar:

  • Disminución del interés o placer por actividades
  • Fatiga o pérdida de energía.
  • Alteraciones en el peso, apetito y/o sueño
  • Inquietud o enlentecimiento motor
  • Sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva
  • Dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones
  • Baja autoestima
  • Hipersensibilidad a flor de piel
  • Pensamientos de muerte, ideas suicidas, planes para llevarlo a cabo o intentos de suicidio

En cuanto a la manera de cursar la depresión y los marcos en que se da, es común observar:

  • Episodios depresivos de al menos un par de semanas, con síntomas notorios y variados que conforman un cambio evidente en el funcionamiento previo de la persona
  • Un padecimiento más extendido o crónico, con síntomas más tenues pero persistentes en el tiempo
  • En el marco de una bipolaridad o trastorno del ánimo, a modo de ciclos que responden a una condición orgánica de base
  • Un trastorno inducido por consumo problemático de alcohol o drogas
  • En relación a síntomas pre-menstruales
  • Debido a alguna enfermedad médica

Es decir, los trastornos depresivos son diversos y llegan a afectar muchas áreas importantes en la vida. En la práctica, es muy habitual que no se lleguen a cumplir los criterios necesarios para configurar un trastorno depresivo propiamente tal, sino que sólo ciertos síntomas en la línea de esta afección. Pero, mientras para la persona se vuelva un pesar problemático, vale la pena dar espacio a tratar el tema.

Siguiendo lo anterior, entonces las posibles causas son muy amplias. En ciertos casos, surge la cuestión de distinguir si se puede tratar de una condición orgánica o heredada,a modo de una “depresión endógena”. Aquí, se plantea el desafío de aprender a cómo vivir de la mejor manera con esta dificultad; para ello, el espacio psicoterapéutico suele ser un buen acompañamiento y los fármacos podrían ser un buen auxiliar. Y, razonablemente, muchas veces existe una depresión “pasajera”, en estrecha relación con situaciones vitales. Por ejemplo, duelos por pérdidas recientes o antiguas, situaciones familiares o laborales complicadas, quiebres amorosos, estado de soledad, desilusión en base a sueños o planes personales, temas que no se han abierto, etc. Aquí, se plantea la posibilidad de abordar estos temas para salir del cuadro depresivo y encontrarse mejor. La relación con estos hechos puede ser clara para los pacientes, o también resultar como una vivencia difusa. En cualquier caso, la psicoterapia tiende a ser una instancia efectiva donde el paciente suele sentir acogido su malestar y al mismo tiempo movilizarse en dirección a una mejor calidad de vida, abriéndose hacia una experiencia distinta y más serena.