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Relaciones amorosas y psicoterapia

Las experiencias relacionadas al amor son motivo para movilizar a muchas personas a consultar por psicoterapia. Embarcarse en una relación de pareja, vivir un desamor o estar simplemente planteándose cuestiones en solitario sobre el plano amoroso, son vivencias que abren todo un mundo de cambios, preguntas sobre sí mismo, desafíos muy prácticos y también muy profundos para lidiar. Esto genera un camino de grandes oportunidades y crecimiento propio o compartido, al mismo tiempo que va presentando dificultades y complejos procesos. 

«Vengo porque me ha costado agarrarle el ritmo a esto del amor», «Me siento muy inseguro en la relación que tengo y no sé por qué», «Terminé hace poco y me ha tenido muy mal, me está afectando en todo», «Me siento atrapado, con mi pareja llevamos mucho tiempo estancados en lo mismo», «Pienso mucho en separarme, pero hay hijos de por medio», «Estoy en una relación que me ha hecho cambiar mucho, estoy confundida y le doy mil vueltas a esto, necesito una pausa para pensar».

Un gran número de pacientes llegan al espacio terapéutico buscando ser acompañados en alguna experiencia que ha despertado desde este ámbito de sus vidas. Algunas situaciones que día a día llevan a consultar, suelen ser:

  • Temores asociados con entregarse al amor o dificultad para abrirse íntimamente con la otra persona.
  • Expectativas, sueños y proyecciones relacionados al plano amoroso. (¿Comprometerse? ¿Priorizar los planes laborales o estudiantiles de cada quién? ¿Irse a vivir juntos? ¿Formar una familia?, etc.)
  • Melancolía, soledad y duelos producto de rupturas.
  • Incapacidad o problemas para iniciar y mantener relaciones.
  • Encontrarse en puntos de quiebre con la pareja o no saber qué decisiones tomar.
  • Discusiones de pareja, repetitivas y cansadoras.
  • Desorientación en saber cómo ayudar a la otra persona en ciertos problemas personales que afectan la relación.
  • Reflexiones sobre experiencias amorosas pasadas (por ej. sensación de cometer siempre los mismos errores o ganas de aprender de dolores anteriores).
  • Desorientación en saber cómo manejar el rumbo y las dinámicas de la relación.
  • Cambios inesperados o transiciones propias de las etapas vitales, que desafían con nuevos contextos a las relaciones.
  • Celos, infidelidades, rencores latentes o angustias por «mirar para el lado».
  • Cuestionamientos desde los discursos actuales sobre los formatos amorosos (por ej. monogamia vs. relaciones abiertas o poliamor, etc.).
  • Pandemia y encierro, que puede provocar sentirse solo/a por no estar con nadie o, al contrario, tener que convivir con la pareja más tiempo del esperado.
  • Búsqueda por explorar o mejorar el ámbito sexual.
  • Feminismo y machismo como puntos que confunden o dan chances de dialogar y mejorar la relación.

Y así infinitos son los temas que van apareciendo en esta área tan especial de la vida, e invitan constantemente a realizar cambios y posicionamientos por parte de la persona. Todo siempre móvil y sorpresivo mientras avanza el tiempo, con matices muy sutiles en los procesos asociados, donde la persona muchas veces no sabe identificar qué sucede realmente. Suele ocurrir que a pesar de encontrar apoyo en amigos o gente cercana, muchas veces no se llega a la confianza, ayuda u orientación necesaria. En este caso, la psicoterapia puede ser un espacio útil para sentirse escuchado, profundizar en la situación e ir hacia una mirada más amplia. Además, en ocasiones se piensa que una terapia de pareja sería la vía para “arreglar las cosas”. Sin embargo, en el ámbito clínico se observa que comenzar consultando individualmente puede ser incluso más efectivo, al menos en primera instancia. Dependiendo de la situación, esto puede tratarse de un espacio terapéutico acotado de una o pocas sesiones, o abrir la puerta a un proceso terapéutico más extendido y dar paso a abordar cuestiones importantes para el momento de la vida e identidad de quien consulta.